Estoy harto de esta monotonía. No es que me queje pero dormir todo el día y no hacer nada por la noche…; despierto, hablando sólo, como ahora, gritándole a cuatro paredes que sé que no me escuchan. Y el sonido que les llega por las cámaras — porque lo sé bien— no termina siendo, para ustedes, más que un montón de chasquidos y zumbidos. ¡Puta madre! Qué difícil es hablar en otro idioma a personas que ni entienden ni contestan.
Ya he perdido la cuenta de los años que llevan haciéndome estos estudios. Y es que aparte de que nunca he visto a los que me examinan, ver estas paredes blancas hace que uno pierda la noción del tiempo.
Ayer me corté con un metal filoso que no sé por qué está colocado en una de las cuatro esquinas. Hacía mucho que no veía ese líquido rojizo y espeso. El mismo que causó todo este lío de los estúpidos estudios y experimentos.
Estaba sentado a la mesa, pensando en ella. Sin darme cuenta tiré la taza que tenía junto y al tratar de levantar los cachos mi piel reseca se abrió y brotaron unas gotas que mancharon el piso como ahora esas tres gotas manchan el pulcro piso blanco.
Me explicaron el procedimiento del experimento pero antes de que yo aceptara, y es que se me hacía tan estúpido, quedé dormido y desperté en esta monotonía blanca. Entonces empezaron estos estúpidos exámenes.
A quién se le ocurre, puta madre, en qué cabeza cabe que un pinche robot, como yo, al que se le chorrea el aceite, como a mí, tenga putos comportamientos humanos.
aaaaaaHay que ser idiota para creerlo.
1 comentario:
Cool, dicen que los humanos dejarían de ser humanos si no fueran imperfectos; Un robot defectuoso bien pudiera volverse humano. Interesante la paradoja.
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