Todo el contenido (literario y fotográfico) es original y propio del autor, en caso contrario se indicará la fuente.

Ventana solitaria

Este es un video que edité yo para un festival en Xalapa...
Saludos


Estos son los trailers de Josephine...
Pronto tendremos más...
Sonrían... Estaré poniendo acá lo que pueda de mi trabajo.

Este de acá esun corto Dirigido por Elisa Rodríguez Malo, en el que yo hice la fotografía y el diseño de animación...

El Candado, último cortometraje que dirigí a principios del 2008.


Aureliano

Aureliano
Siguiendo las...

Instrucciones para Llorar

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
Julio Cortazar
"Historias de Cronopios y de Famas"

miércoles, 7 de mayo de 2008

Día 7


El silencio me despertó esta mañana. La quietud hizo que mi sueño se desvaneciera en la luz del amanecer.

Normalmente despierto al rededor de las ocho; cuándo eso sucede mi marido ya levantó a los niños y les dio de desayunar. Esperan a que yo me levante y entonces, mientras como una rebanada de pan tostado, salimos del departamento.
Bajamos los 20 pisos del edificio en silencio, siempre observando la manecilla del elevador mientras recorre los números descendientes. Pocas veces se sube alguien más.
A esas horas el tráfico está en su apogeo, todo el mundo va a trabajar o a la escuela. Nosotros no somos gente nerviosa, esperamos pacientemente mientras nuestro auto avanza entre los demás.
Al dejar a los niños me voy a trabajar. La oficina está atestada de gente dos horas antes de que yo llegue. Me encierro en mi cubículo, leo las notas nuevas, redacto, corrijo, mando memos, edito, copio, pego, corto, borro, tomo café, tecleo tecleo tecleo.... todo el día.
Llego a casa cerca de las dos de la mañana... Duermo.

Olas, soñaba con olas. El mar, hace tanto que no lo veo. Azul, por la mañana cuando es imposible distinguir entre el mar y el cielo... De pronto, silencio, completo silencio. Luego la luz.
Despierto.

Hoy, al despertar, estaba sola en la cama, el lugar de Elu seguía tibio. Por extraño que parezca, no podía escuchar ni el tráfico...
Me levanté intrigada, el frío del suelo me hizo caminar de puntas.
-Elu -llamé mientras salía del cuarto. Nada, sin respuesta.
Al llegar a la estancia me sobresalté. Una sombra pasó cual rayo frente a mi.
Automaticamente mi mente se enfocó en los niños. Corrí a su recámara...
Ahí estaban, aún dormidos. Emilio, de siete, con su oso abrazado y Karina, de doce, despatarrada por la cama, con las sábanas y las cobijas tiradas.
Algo, que la poca luz del cuarto no me dejaba distinguir, yacía entre ambas camas. Mi mano recorrió la conocida pared hasta encontrar el interruptor.
Un pie, el de Elu, salía entre las camas. Con terror comencé a acercarme; entonces lo noté.
Algo me había parecido extraño desde que entré en la habitación. Los niños...
Los niños no respiraban.
Parecían sumamente relajados. Nada les angustiaba en el sueño eterno.
Como hipnotizada me acerqué, el cuerpo de Elu, inmóvil, demostraba que había caído al ir a despertarlos.
Un frío infrahumano envolvió mi cuerpo y tuve la imperiosa necesidad de salir corriendo. Sentía claramente que algo me miraba por la espalda...
En la sala me detuve en seco; la sombra que había visto antes pasó de nuevo frente a mis ojos y se materializó a pocos centímetros de mi nariz.
Era hermoso, terrorífico, de grandes alas extendidas que salían por las paredes del departamento cómo si fueran hechas de aire.
-¿Qué? -quise gritar. Mi boca no se abrió.
-Así que eres tú... -escuché en mi mente, la criatura no tenía boca. Yo estaba inmóvil.
-Tu puedes verme -volví a escuchar en mi mente.
De pronto, aquello levantó lo que parecía una mano y señaló la ventana. Algo me impulsó hacia allá, corrí las cortinas. La impresión estuvo a punto de hacerme caer.
Por todo el cielo volaban criaturas como aquella, andróginas, aladas, hermosas, mortales. Sin hacer ningún esfuerzo entraban en cualquier edificio o casa y al salir de ellos un vapor azuloso se levantaba de los techos.
Al dirigir mi cabeza hacia la calle descubrí la razón del silencio total. También de los coches se desprendía aquel extraño vaho y las aceras estaban repletas de gente tirada. Niños, ancianos, mujeres, bebes... todos sin vida. Sólo algunos perros iban y venían olisqueando los cuerpos.
La ira se desató en mi interior.
-¿Qué están haciendo? -logré gritar con un esfuerzo extenuante.
-Ha llegado la hora -escuché en mi cabeza.
-¿De qué? ¿Por qué?
-Tu puedes vernos, es tu trabajo. Ellos han olvidado. De ahora en adelante escribirás.
-¿Por qué los matan? Con un demonio, son niños... ¿Por qué tenían que morir?
La criatura negó con la cabeza y en un instante salió volando a través del techo. Un poco del vapor azul permanecía aún, impregnando el aire y desvaneciéndose poco a poco.
Sin darme cuenta siquiera comencé a moverme. Primero entré al cuarto, saqué del cajón mi libreta de notas y corrí a la barra de la cocina. Abrí el cuaderno y empecé a escribir, todo.
Ahora no sé por qué he continuado. Ya no tengo nada que decir, pero no puedo detenerme.
Es extraño, siento cómo si algo me hubiera angustiado hace sólo un momento, pero no puedo recordar qué, la sensación de desvanece.
¿Dónde estoy? ¿Qué es esto que tengo en las manos?...
Parece ser una historia ¿de qué? ¿La habré escrito yo? No lo sé, no puedo detenerme, intento hacer otra cosa pero no puedo.
Estoy levantándome y saliendo, entro en un cuarto extraño, metálico, que me encierra y hace un ruido raro...
Ha vuelto a abrirse, ante mi hay una gran puerta de cristal, está abierta, salgo y la luz del día me enceguece un poco... Todo al rededor mío hay muchos... seres. Están tirados, parecen muertos. Camino... Me detengo junto a un objeto grande, de color, con cosas grises abajo (parece que hay muchos así). Entonces me veo... no tengo ni siquiera que ver mi mano, escribe sola, yo estoy reflejada, soy idéntica a los seres que están tirados ¿debería estarlo también yo?
Es extraño, no puedo parar de escribir. Las hojas parecen no acabarse. Ya no sé lo que dice, no entiendo, aún así los símbolos fluyen de mi mente a través de mi mano...
Mi nombre es Dyel, miembro del escuadrón Kryónico, la operación limpieza ha comenzado y tenemos órdenes de registrarlo todo. Este cuerpo será utilizado para dicho fin.
Al terminar su labor perecerá cómo los demás y su ente podrá completar el viaje.
Por el momento es todo.
Código: D-07/07 2012-0001

1 comentario:

F.G. is my name dijo...

Hmm, algún significado paticular en el código? Se ve interesante, se me ocurren muchas personas que te insultarían por ello, pero eso no le quita lo chido, jajaja.

cheers.

Lejanía

Lejanía
Tierras aún ausentes, siempre presentes